La revolución de las sonrisas

Psychologue Clinicienne / Psychotérapeute à Estavar

La revolución de las sonrisas

Artículo de Elisenda Navinés publicado en le journal El Bourricot, noviembre 2017.

La identidad es el conjunto de características propias de una persona o de una comunidad. Es pues la conciencia de uno mismo y la identificación con la cultura del país en el que hemos nacido o con la que nos adherimos si venimos de fuera porque nos sentimos acogidos y apreciados. Por lo tanto, la identidad personal de cada uno «¿Quién soy? « también se acompaña “de los valores y tradiciones con las que nos sentimos o no identificados”.  Así es como el yo y la organización social se complementan mutuamente y permiten que tanto la identidad personal como la identidad social constituyan el reconocimiento de pertenencia al grupo.

El derecho a la autodeterminación de los pueblos protege la identidad colectiva para las naciones sin estado como es el caso de Cataluña. Se trata de un derecho humano y colectivo de un pueblo o nación para convertirse en un estado independiente donde la identidad colectiva puede expresarse libremente a partir de su reconocimiento.

Cataluña es una nación que durante cientos de años ha sido capaz de defender su lengua, su cultura y su territorio. Cuando un país o una parte de un país deja de hacer esto desaparece. Por esta razón reclama este derecho que siempre ha sido impedido por la fuerza siempre que el pueblo lo ha reclamado colectivamente.

También es un país que puede considerarse rebelde y que explica cómo un militar español llamado Baldomero Espartero dijo en el año 1842 que Barcelona debería ser bombardeada cada 50 años, siendo conocida como la «Rosa de fuego», la ciudad de las bombas.

La pérdida de derechos y libertades en la denominada “guerra de los segadores «en el año 1640, de donde viene el himno nacional de Cataluña , la pérdida de derechos del autogobierno   de nueva planta en el año 1714, la pérdida de la Mancomunidad y  suspensión de la República catalana en 1934 y la dictadura de Franco aniquilando las instituciones propias por 40 años, no han conseguido dañar su identidad como pueblo ni su capacidad para integrar las culturas advenedizas viniesen de donde viniesen, evitando formar guetos.

La amenaza de la pérdida de autonomía siempre ha planeado en forma de represalia incluso estos últimos años cuando el pueblo catalán ha reclamado su derecho a la autodeterminación pacíficamente. El 1 de octubre de este año, en el que el pueblo de Catalunya ejerció su derecho a votar para decidir si querían continuar formando parte de España, fue golpeado duramente.

En pleno siglo XXI España ha vulnerado el derecho de expresión y la voluntad del pueblo para ejercer este derecho mediante un referéndum de autodeterminación, demandado pacíficamente a los políticos del autogobierno en múltiples ocasiones. Este solo cumplió con el mandato democrático de la votación del 27 de septiembre de 2015 en el que se produjo una mayoría absoluta independentista en el Parlamento de Cataluña.

Por otro lado, un 80 por ciento de la población catalana es partidaria del «derecho a decidir».

La violenta represión del 1 de octubre causó más de 1000 inocentes heridos que sólo querían votar y que lo hicieron pacíficamente como siempre se ha hecho. Ya por la mañana en la apertura de los centros electorales, el maltrato y los ataques fueron desproporcionados y tenían como finalidad que la violencia de las imágenes que comenzaron a verse por las redes sociales frenase a la gente que iba a votar. Pero el referéndum se hizo y más de 2 millones personas resistieron hasta el recuento de los votos de los centros que no fueron cerrados, a pesar del robo de urnas y papeletas por parte de las fuerzas policiales del Estado español.  Mucha gente protegió los colegios electorales desde la noche previa y en todos ellos estuvo siempre presente la serenidad y la resistencia pacífica.

El día después de los ataques no sólo las mujeres, hombres, personas mayores y discapacitados que fueron agredidos sufrieron estrés postraumático. También muchos niños que vieron como fueron agredidas sus familias cuando volvieron a las escuelas no pudieron entender como la policía también había dañado su escuela, puertas, sillas, mesas, ventanas… todo lo que encontraron por delante, ni tampoco cómo la imagen educativa de la policía como personas que son responsables de la seguridad de todos habían sido los autores de dicha destrucción.

En el desarrollo de la personalidad, una identidad propia consolidada permite poder tener un buen bagaje para poder enfrentarse a los eventos más importantes de nuestra vida y tener una buena relación con los demás también será lo que nos aportará un mayor equilibrio en el plano emocional.

Como psicóloga, creo que no podemos desligar el contexto social en la formación del carácter. Cataluña, siempre ha sabido resistir a la ocupación, la imposición y las sucesivas derrotas y siempre ha mantenido vivos los deseos de reconocimiento de identidad. Detrás de cada frustración por la pérdida de libertades, el ánimo de las personas surgido de nuevo, dando ejemplo siempre de tolerancia a la frustración y resiliencia. Es decir, la capacidad de volver a levantarse y la capacidad de adaptarse de nuevo a las situaciones adversas.

Tan importante es la preservación de la identidad personal como la colectiva. Los derechos humanos y el derecho a la libre autodeterminación de los pueblos han de ser reconocidos. La no sumisión a la autoridad cuando esto se expresa sólo violentando la libertad del otro, nos habla de un país con una identidad bien consolidada y que sabe que tiene el derecho a votar, expresarse libremente y de poder decidir sobre su futuro. Cataluña se ha ganado el respeto y el reconocimiento de poder ser porque es un pueblo que sabe cómo ejercer la libertad siempre respetando al otro. La buena convivencia con todos es lo que ha hecho que tantas y tantas personas se adhieran a la voluntad de este pueblo hayan nacido o no en Cataluña. Cualidades de un gran valor humano que me hacen valorar muy favorablemente a quien las tiene porque son cualidades humanas de gran fuerza cuando la vida no nos sonríe.

Las calles siempre serán nuestras « ha sido un clamor por la defensa de las libertades y los derechos humanos. Ha sido la expresión de esta voluntad de querer ser y decidir. Las movilizaciones masivas y pacíficas de millones de catalanes en estos últimos cinco años inéditas en Europa, escuelas ocupadas para las familias la noche antes o días previos al 1 de octubre y la astucia de la gente ocultando las urnas y papeletas hasta el último momento para que el Referéndum se pudiera hacer, fueron posibles gracias a la autoorganización popular.

Actualmente el estado español no puede bombardear Cataluña, pero si menospreciar, amenazar, juzgar y encarcelar a civiles y políticos pacifistas, líderes de esta revolución denominada “la revolución de las sonrisas”. Pero como siempre ha sido en la historia Europa le ha dado la espalda. La violencia ejercida contra gente inocente que ha impactado en tantísimas personas y el encarcelamiento de los presidentes Jordi Sanchez de la Asamblea Nacional Catalana y del presidente Jordi Cuixart de Omnium Cultural, junto a la mitad del gobierno catalán, y el exilio de la otra mitad en Bélgica con su presidente Carles Puigdemont, no parece indignar a la Unión Europea . Tampoco los miles de muertos en el mar, ni los refugiados retenidos malviviendo en campos, ni que los partidos xenófobos gobiernen, ni dictaduras vestidas de falsa democracia con presos políticos incluidos son suficientes, es más importante el mantenimiento de los intereses económicos de esta Unión de Estados. Se lavan las manos y miran hacia otro lado.

Es difícil mantener la paz en casa cuando fuera de ella los que manejan el mundo tienen el corazón vacío y el alma muerta.

Amar, disfrutar la vida, ayudar a los demás, compartir, respetar y obtener respeto entre otros son signos de buena salud mental, pero obedecer las leyes justas y desobedecer las injustas pacíficamente también lo son.

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